jueves, 24 de febrero de 2011

Educar ¿Para qué?

El ser humano reconoce en su naturaleza un estado que le permite modelar su propia conducta y la de sus semejantes. Gracias a tal virtud es posible que los pueblos formen sujetos según sus pretensiones culturales. Así, por ejemplo, entre los pueblos clásicos, el ideal educativo en Esparta era un estatismo pedagógico-militar. Decía Licurgo: formar ciudadanos respetuosos con los dioses, patriotas, bravos y fuertes, por el Estado y para el Estado. En cambio, en Atenas, el enfoque era más humanista. Francisco Larroyo lo describe como un estado de cultura, de una organización política atenta siempre al desenvolvimiento armónico de la personalidad.  En otras palabras, el ser humano sabe que puede transformar  la conducta de un sujeto para conseguir determinados fines. El lema de la Universidad Pedagógica Nacional es “Educar para transformar”, la pregunta es: ¿Qué transformar y hacia dónde dirigir tal transformación? y ¿Quiénes deben realizarla? No solamente entre los griegos, sino en todas las culturas, es evidente que tal acción lleva implícita una intención, lo cual, desde luego, implica también una dimensión ideológica que inevitablemente ostenta un ingrediente ético… ¿de quién? Es claro, detrás de la acción educativa existe una intención. Por consiguiente “Educar ¿para qué?” implica un “educar ¿para quién?”  La educación involucra múltiples fuerzas, intereses, sujetos, posturas ideológicas, intereses políticos, económicos, religiosos, etc. Educar es una acción donde se manifiestan relaciones de poder. Bajo este escenario ¿qué papel juega el niño? Cuando preguntamos: educar ¿para qué? deberíamos cuestionarnos: ¿Cuál es el rol del alumno (el niño) frente a la intrincada madeja de intereses adultos?
Educar ¿para qué? supone infinitas respuestas: la del maestro, político, filósofo, pedagogo, sastre, médico, comerciante,  padre o madre de familia, etc., cada cual posee una.  La finalidad de este foro es ayudarle a encontrar una respuesta epistémica, es decir, debidamente fundamentada principalmente en el conocimiento pedagógico, sociológico y filosófico.
Sus hijos son importantes, no obstante rara vez buscamos asesoría para educarles, no se acostumbran las escuelas para padres. Vamos al dentista, al médico, al cine,  a fiestas, a ver fut bol en los estadios, pero no acudimos a capacitarnos para una correcta educación de nuestros hijos. Parece que tal acción sólo se ejecuta por intuición… que muchas veces no es certera. La acción educativa institucionalizada no es un fenómeno nuevo, por ende existe un conocimiento empírico que ha dado origen a múltiples posturas teóricas. Seguramente ha escuchado hablar del “constructivismo”, de escuelas  “activas”, “Montessori”, “Piaget”, “Freinet”, enfoque por “competencias”, etc.  Este foro le ayudará a definir un enfoque educativo más humanista, más pensado en su hijo que en los intereses económicos propios de una cultura neoliberal.
Educar no debe ser una acción espontánea, tal ejercicio es tan importante que debemos fundamentarla. Ser padres de familia nos compromete a saber cómo hacerlo y así saber cuándo y como exigir a las demás instituciones sociales que ejercen fuerte influencia, muchas veces dañina, sobre nuestros hijos.
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